El Día del Refugiado, es uno de los mayores focos de interés de Fundación Elche Acoge. Esta convocatoria no es más que una llamada a la solidaridad, a la comprensión, a la empatía y al compromiso. Un intento de ponernos en la piel de las personas que huyen de sus países porque sufren dictaduras, a veces incruentas, consentidas en no pocas ocasiones por los países ricos. Dictaduras que combinan la falta de libertad con la corrupción de las elites y una redistribución injusta de los recursos. Un cóctel explosivo en el que las potencias miran para otro lado. Dictaduras que también se ceban con las minorías culturales y con todo tipo de disidencias en general.

Estamos aquí por tanto para ponernos en la piel de las mujeres que sufren violencia machista en su más extenso repertorio: desde niñas sometidas a matrimonios forzosos hasta la mutilación genital pasando por la violencia en general que padecen las mujeres en el mundo, en una estructura que a veces parece inmutable como es el heteropatriarcado.  También para ponernos en la piel de aquellas personas que buscan refugio por su orientación sexual, justo en unos tiempos de intolerancia donde todavía existen castigos muy severos para los grupos LGTBQ, incluso con la pena de muerte para algunos casos como sucede en Uganda.

También para ponernos en la piel de los que huyen de guerras en las que la llamada comunidad internacional responde con el silencio. Estamos asistiendo a un genocidio en directo. Necesitamos un compromiso real con medidas contundentes por parte del Comunidad Internacional, y exigimos un alto el fuego en Palestina, basta ya del negocio de la guerra. También es lo que está pasando en Etiopía, Sudán, Siria, Yemen….conflictos de los que se habla muy poco. O los saharauis en los campamentos de Tinduf, en Argelia……..O personas que huyen de situaciones de violencia estructural, situaciones ya endémicas que afectan a países del Caribe y de Centro-América.

Tenemos que ponernos en la piel en las personas que se montan en un cayuco, jugándose la vida, en busca de una segunda oportunidad, huyendo de la miseria. No podemos nuca olvidar las miles y miles de personas que pierden su vida en la ruta del Estrecho, en la ruta de Libia hacia el sur de Italia, o en los viajes de sirios, también afganos, hacia Grecia.

No podemos ser cómplices ante estas vergüenzas donde las personas son tratadas como mera mercancía por los traficantes: en lo que es claramente la nueva esclavitud del siglo XXI. Casi 90 millones de personas en el mundo se han visto obligadas a huir de sus hogares en busca de una segunda oportunidad. La indiferencia puede hacernos cómplices.

Hoy, 15 de junio de 2024, estamos en esta plaza para hacer visibles a todas esas personas que son invisibles. Para poner el foco en aquellas situaciones que son olvidadas o que no despiertan el interés deseado. Estamos aquí para reivindicar la defensa de los derechos de las personas. También para denunciar, queremos denunciar la “opresión” a la que muchas personas migrantes y refugiadas se ven sometidas en sus países de origen y les hace querer huir y jugarse la vida. Estas cadenas también simbolizan las “ataduras” y todos los obstáculos a los que se enfrentan cuando llegan a nuevo territorio. A ellos les colocamos esas “cadenas” invisibles pero reales y se sienten deshumanizados y tratados como mercancías. Cuando llegan con un mínimo de esperanza, ese lugar soñado, donde iban a reconstruir su vida, no es el lugar esperado, es frío y hostil.

Por ello, es importante que rompamos estas cadenas y construyamos entre todos y todas una sociedad justa e igualitaria, sin privilegios, una sociedad para todos, diversa, plural y tolerante.

Fundación Elche Acoge, entidad federada a Red Acoge y junto con el resto de las organizaciones del tercer sector, ponemos nuestro granito de arena. Pero sabemos que nunca es suficiente. Solo nos cabe reafirmar algunas convicciones:

–Nadie elige el lugar en el que nace, ni el color de su piel. Son meras circunstancias. En este sentido, el mundo debiera ser de todos. Estamos bajo el mismo sol. Miramos las mismas estrellas. Tenemos sueños e ilusiones parecidos.

–Migrar de forma segura no debería de ser un privilegio de unos pocos, sino un derecho que cualquier ser humano pueda disfrutar.

–Hay que seguir denunciando las autocracias y dictaduras sostenidas por los países ricos y sus intereses económicos y comerciales, haciendo hincapié en la explotación de los recursos naturales de los países pobres.

–En una sociedad abierta tenemos que caber todos con respeto y diálogo entre los distintos grupos sociales y culturales. Una sociedad intercultural, sin castas ni privilegios.

–Acabar con el negocio de la guerra y establecer diálogos de paz que nos permitan seguir defendiendo a las personas debe ser una línea hacia la que todos los estados debiéramos dirigirnos.

 

POR TODO ELLO, Y POR MUCHO MÁS, HAY QUE SEGUIR PROCLAMANDO

¡SOMOS REFUGIO!

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